Fue precisamente en 1993 que la entonces Sub – Dirección de Extensión Universitaria de la Universidad Autónoma de Tamaulipas convocara por vez primera al Concurso Estatal Juvenil de Poesía y Cuento, mismo que en 1996 añadiera a su nombre el del Poeta Juan José Amador en homenaje al mismo, y que desde entonces funge como semillero de los talentos noveles en las letras tamaulipecas.
Sabido es que las universidades tienden a generar y desarrollar políticas culturales que después el gobierno reproduce y aplica, gracias a sus mejores y mayores recursos económicos. De esta manera, algunos años después el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes también inaugura su Concurso Juvenil de Literatura, que junto con el ya existente Premio “Juan B. Tijerina”, en los últimos años ha extendido su impacto a nivel regional, convocando a poetas y escritores de estados vecinos.
Son los concursos literarios una estrategia que las instituciones promotoras de la cultura como el gobierno y la universidad han empleado en el transcurso de los últimos años, pues por medio de estos estimulan la participación de los poetas quienes ven recompensado su quehacer mediante premios y publicación de sus trabajos.
Mención aparte merece el esfuerzo de la Dirección de Extensión Universitaria de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, que como se mencionaba anteriormente, mantiene a la fecha su Taller Literario de manera estable, convirtiéndose en el único taller permanente de formación de escritores en todo Tamaulipas.
Por su parte, el gobierno, a través de su Instituto de Cultura, brinda a los escritores del estado talleres eventuales con objetivos específicos de manera más o menos regular. Sin embargo, durante los últimos años, , la postura oficial parece permanecer dentro de los límites de la difusión y promoción de la literatura como bien consumible, antes que propiciar la formación permanente de escritores.
Ahora bien, ¿qué nos sucede si no tenemos memoria?
Las nuevas generaciones desconocen en su mayoría este breve y simple recuento que les acabo de mostrar. Desconocen también de las posibilidades de formación estética de una preparación formal a nivel estatal, y la natural tendencia es emigrar a otros estados donde sí puedan acceder a este tipo de estudios a nivel profesional.
En la actualidad, son muchísimos menos los nombres de los jóvenes poetas.
Carlos Ramés, Arturo Castrejón y Alejandro Betancourt son de los pocos necios que intentan la poesía aún, y a pesar de.
Es por ello menester conocer y reconocer el devenir de la literatura, de la poesía en Tamaulipas, para así saber de dónde venimos y hacia dónde dirigir nuestros esfuerzos. No es justo permanecer con esfuerzos aislados, que solo anestesian las necesidades profundas de conocimiento y formación, y parece ser la tarea de los promotores independientes la permanencia y eventual trascendencia de la poesía en Tamaulipas, para que así viva y permanezca, cante y flote por encima de nuestras carencias y vicisitudes, siempre como la expresión más alta del hombre.
Lorena Illoldi
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