MI HIJA FABIOLA PATRICIA
Anoche llegué a tres fiestas caseras diferentes; bueno, dos. La tercera fue en la habitación de un hotel...
La gente sigue buscando el lugar para concurrir, para celebrar la vida, para disfrutar de las cosas buenas y la compañía grata.
En medio de la convivencia, el horror se perfila lejano y se desea ajeno, y la música, el calor del fuego, las voces que dicen lo que sueñan y lo que anhelan y lo que aún, a pesar de todo, desean hacer y conseguir. Vivir, tan solo vivir.
Y los domingos, días santos, día del señor, día de alabar y agradecer.
Dormí, escribo.
Luego vengo.
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