Amigo es esa mano que te arranca
desde el abismo hundido en la memoria,
es la fuerza redentora de la historia
y el aliento del amor que me levanta.
Es el rostro benévolo y sonriente
es la sonrisa en la brisa dibujada,
la vida que se dona en la mirada,
amor sin condiciones que se ofrece.
El ritmo de las horas compartidas,
la caminata interior que peregrina
el paso que a la meta se encamina
y el bálsamo suave en las heridas.
Amigo es el momento de lo eterno
que se encarna en la trama de mis días
el que entreteje de calor las melodías
de la música que salva del infierno.
Nada más que mis locuras y loqueras, las cuales van desde lo sublime hasta lo más cotidiano, pasando por lo raspa, naco y extraordinario. Que caray, este blog es como la vida misma. La mía, al menos.
lunes, febrero 14, 2011
El que exorciza la soledad que me cautiva
y me hace de su vuelo prisionero
el que despierta amaneceres al otero
y aurora matinal cuando me mira.
Incondicional, presente en los momentos
en que las fauces del dolor cruel me devoran
el que sostiene cuando el mundo desmorona
el que llena los pulmones con su aliento.
El que logra adivinar los pensamientos
y sostener en su sentido las palabras
pues se llena el corazón cuando le habla
y puede comprender mis sentimientos.
Un regalo inmerecido y codiciado
la frescura de la brisa en primavera
el rostro en que mi vida se renueva
el umbral de la confianza atravesado.
Es confidencia de las cosas importantes
el arcón en que se guardan los secretos
la hondura del Amor en su misterio
y una fuente cristalina y desbordante.
Fray Alejandro R. Ferreirós
No puedo darte soluciones
para todos los problemas de la vida,
ni tengo respuestas para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte y buscarlas junto a ti.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites, estaré allí.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano
para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tu triunfo y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte,
a estimularte y a ayudarte si me lo pides.
No puedo impedir que te alejes de mí.
Pero si puedo desearte lo mejor
y esperar a que vuelvas.
No puedo trazarte límites
dentro de los cuales debas actuar,
pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos
cuando alguna pena te parte el corazón,
pero puedo llorar contigo
y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quién eres ni quién deberías ser.
Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.
Jorge Luis Borges
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