Cada uno ha sido esbozado firme, certero, quizá con inicios borrosos o bordes desfigurados que al contrario del avance del tiempo que anula y desaparece, con el devenir se delinean claros y precisos demarcando con absoluta claridad el final de algo, lo que termina y no vuelve, o que si vuelve lo hace bajo otra circunstancia que lo convierte en otra cosa que a su vez tendrá su propio final: un nuevo adiós. Como hoy.
Nada más que mis locuras y loqueras, las cuales van desde lo sublime hasta lo más cotidiano, pasando por lo raspa, naco y extraordinario. Que caray, este blog es como la vida misma. La mía, al menos.
jueves, noviembre 10, 2011
Adioses. Tengo un cajón lleno de ellos. Tantos.
Cada uno ha sido esbozado firme, certero, quizá con inicios borrosos o bordes desfigurados que al contrario del avance del tiempo que anula y desaparece, con el devenir se delinean claros y precisos demarcando con absoluta claridad el final de algo, lo que termina y no vuelve, o que si vuelve lo hace bajo otra circunstancia que lo convierte en otra cosa que a su vez tendrá su propio final: un nuevo adiós. Como hoy.
Cada uno ha sido esbozado firme, certero, quizá con inicios borrosos o bordes desfigurados que al contrario del avance del tiempo que anula y desaparece, con el devenir se delinean claros y precisos demarcando con absoluta claridad el final de algo, lo que termina y no vuelve, o que si vuelve lo hace bajo otra circunstancia que lo convierte en otra cosa que a su vez tendrá su propio final: un nuevo adiós. Como hoy.
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