Es domingo por la noche al momento de escribir estas letras, casi las nueve en el huso horario del hemisferio que vivo. La ropa se seca al viento, mi gato se escurre entre mis piernas seduciéndome con sus bigotes y ronroneos por alimento.
La vida me mueve a cada instante, el movimiento es lo único perpetuo en este universo, lo inagotable, la energía vital que se derrama y está.
Es hora de cerrar los ojos a las delicias del descanso y prepararse para iniciar una semana más de sorpresas, bendiiones, regalos, conclusiones, rostros nuevos, retos, en fin: una cajita de siete compartimientos que se perfila invitante.
Seductora, la vida sí que lo es.
Yo, permanezco en la depuración constante de mis propios pensamientos, procurando ir de todo a todo, lo más ligera posible...
ligera...
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