DIGO YO…desde el Solana
Tampico, tam. 17-24 de agosto 2012
LO QUE ALCANCÉ A VER Y A OÍR…
Por Lorena Illoldi
Woyzek
Teniendo como punto de partida un texto situado en el contexto europeo, La Compañía de Teatro del Espacio Cultural Metropolitano presentó una función más de su montaje “Woyzek”, que bajo la batuta de Sandra Muñoz, entrega un trabajo de alta factura para goce y disfrute de su público, que logra conectar con las pulsiones universales que todos re/conocemos.
La directora vuelve a apostar por el peso de la fisicalidad en escena, sello distintivo de su compañía y firma inequívoca del trabajo de Muñoz, que en esta puesta en escena alcanza bordes magistrales en cuanto a la composición escénica.
Sin embargo, sentando ella misma los altos estándares para el desempeño de sus actores, expone al montaje a trastabilleos originados en la falta de consistencia de algunos de los actores y actrices que no logran sostener las extenuantes exigencias de la dirección.
Con una directora que sabe lo que quiere y actores que entienden lo que se busca, los escollos comienzan cuando se logra advertir que los niveles actorales no alcanzan el mismo grado de brillantez, haciendo más evidentes las mínimas fallas y áreas de oportunidad que el trabajo presenta.
El dominio escénico, la habilidad física, el manejo de voz y volumen, la comprensión intelectual y emocional del personaje al que llegó Víctor Zavala, es la referencia obligada que el mismo montaje nos señala como meta a alcanzar, y en cuya persecución algunos miembros de la compañía se quedan atrás.
Con un magnífico diseño de vestuario para dibujar a los personajes y un fondo musical pertinente y logrado, el espacio que delimita la escenografía va transformándose a lo largo del montaje con algunas secuencias que bien pudieran obviarse y/o eliminarse para que la historia fluya con mayor agilidad.
Ante una completísima propuesta que ofrece una lectura minuciosa y múltiples capas de niveles y posibilidades, es menester que con el mismo rigor que se ataca el entrenamiento físico o el trabajo intelectual, se trabaje el entrenamiento vocal, el cual requiere de crecimiento y desarrollo, o que se pulan las secuencias de slow motion que no son logradas, como solo un par de ejemplos de fragmentos del montaje en los que cabe el pulimento.
Habiendo sido delineados con tanta precisión los linderos de compromiso físico e intelectual, resulta obligado que el dominio del instrumento actoral se consiga con homogeneidad, lo cual ayudará a que los trozos rítimicos de la pieza mantengan consistencia y consumar con eficacia la magistral propuesta de la directora, sostenida en la entregada y comprometida ejecución de los artistas, cumpliendo asi la premisa teatral del montaje como proyecto inacabado y en perpetua re/construcción y perfeccionamiento.
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