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martes, abril 25, 2006

Un día sin mexicanos.

No saben ustedes como me emociona la idea de este próximo amotinamiento latino en el vecino país del norte... (Este eufemismo me encanta desde niña; me preguntaba si así se referían a nosotros nuestros vecinos del sur ...desafortunadamente, crecí y me enteré de cómo nos llaman los centros y sudacas, que no nos quieren mucho que digamos...)
Decía; gusto me da la amenaza de paralizar a los autoproclamados defensores del mundo, los gringuitos. Me acuerdo del chiste aquel del cuerpo que se pone en huelga hasta definir que parte del mismo era la más indispensable, o sea la más chingona... y ahí tiene usted al corazón, al cerebro, y a todos los órganos peleando por tal derecho y gloria. Obvio, nadie se pone de acuerdo, se arma un desmadre, y al final, el humilde ano, el bonito culo, cansado de ser ignorado y despreciado, se pone en huelga y al cuerpo se lo carga la chingada... hasta que reconocen la importancia de todos y cada uno de los órganos.
No quiere decir esto que mis compatriotas en USA sean culos, sino más bien que así los tratan los WASP´s: como basura, desecho, objeto impuro para mantener alejado y oculto, y explotarlo hasta donde se pueda.
Ríos de tinta, foros, congresos, propuestas de ley, etc., etc., y etc... miles de cosas se han dicho acerca de que mejor les diéramos de comer y trabajar en nuestra tierra antes de que se fueran pa'llá... pero el fenómeno de las migraciones es tema antiguo y parte primordial del desarrollo de la humanidad y las sociedades de este ajetreado mundo.
Los migrantes son latinos, europeos, africanos. Todo mundo se mueve, por gusto o por necesidad. Que felicidad la utopía de ser ciudadano del mundo y meterte a donde quieras...
Pero a menos que seas Paris Hilton no puedes ir y venir a tu antojo, por aquello de lo caro que resulta viajar.
Me desvío.
Que vivan los latinos que trabajan para darle a su familia una mejor oportunidad de vida.
Que se pongan a jalar los legisladores estadounidenses con leyes justas y dignas para los migrantes legales e ilegales.
Que se establezcan verdaderos programas de apoyo al empleo y libre tránsito de trabajadores.
Que sufran los gringuitos ahora que se les paralice todo el numerito porque mis hermanos latinos se van a amarrar los pantalones y van a decir "basta".
Que usted, mexicano en su país, no compre nada de gringolandia ese día, apoye al menos así.
Ya los quiero ver, a los güeritos...
Ya los quiero ver.

martes, abril 18, 2006

DILEMA MORAL RESUELTO.

Olvidaba decirlo.
Con el maldito atraco, mi dilema moral-electoral quedó resuelto.
No podré votar.
Debo ser honesta. Pensaba anular mi voto, pues ninguno de los esperpentos políticos que hay de candidatos me satisface ni tantito...
Mis amistades me aturularon de reclamos y me instaron a ejercer el sagrado derecho de votar... que si la abstención, que si el PAN aprovechará la misma, que si la izquierda vive su mejor momento histórico, que si el peje es lagarto y mentiroso amén de rata...
Puedo dormir en paz.
No votaré.
Pero usted que sí tiene su credencial, no chingue, salga y hágalo. Por quien quiera, mi amistad no la retiraré.
Pero por piedad, vote, porque ya sabe, SI NO VOTAS, NO CUENTAS...

VÍCTIMA DE LA INSEGURIDAD...

Domingo a mediodía, el calor de Monterrey abrasa y derrite las suelas de los zapatos y las esperanzas de cualquiera. Al menos las mías con certeza, que en este día consagrado a la hueva y el ocio, me encamino a mi moderna maquiladora fresa, donde soy una obrera más, con mucho aire acondicionado y computadora de pantalla de plasma, pero obrera al fin, donde contesto llamada tras llamada de usuarios latinos de televisión satelital.
La calle Juárez, de las avenida principales de esta ciudad, es un mar de gente que se apretuja, se arremolina, se empuja, mientras encaminan sus pasos a todas partes y a ninguna; después de caminar al menos 15 cuadras, finalmente llego a la parada de mi camión. Me subo, y al momento de pagar, ¡oh, sorpresa!, mi monedero no está...
Mi primer inocente pensamiento fue regresar a buscarlo, mismo que fue ocupado por un: "Pendeja, algún cabrón más listo ya lo recogió", y finalmente sustitído por: "Chingada madre, fue el pinche tirón que sentí en mi mochila."
Fue así como los malditos cacos me hicieron víctima de uno más de los cientos de atracos que se perpetran en esta ciudad y en este país.
La lana que me birlaron no fue tanta, gracias a Dios, menos de 200 pesos (que de cualquierr modo, ¡cómo duelen!). Aunque con la reposición de los plásticos de las cuatro tarjetas de crédito y débito que también se fueron en el paquete, la suma llega a los $500.00 (a $75 pesos cada méndigo plastiquito, no chinguen, señores magnates bancarios....)
Lo que más me dolió fue la pèrdida irremplazable de mis fotografías. Fotos de mis hijas cuando bebés, y sin manera de recuperarlas. Fueron tomadas mucho antes de la era digital, y sin la precaución de escanearlas. Moraleja, si cargáis con fotografías en vuestra cartera, ¡escaneádlas!, so pena de perderlas a manos de algún más que vulgar ladrón que todo lo que hará será tirarlas, gastarse los pesitos, y regalarle el bolso a alguna de las hetairas o suripantas, mejor conocidas como zorras, que conozca y le caiga bien.
Juro que se le va caer el pito al hijo de la chingada que me robó.