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domingo, octubre 10, 2010

MI HIJA FABIOLA PATRICIA

Anoche llegué a tres fiestas caseras diferentes; bueno, dos. La tercera fue en la habitación de un hotel...

La gente sigue buscando el lugar para concurrir, para celebrar la vida, para disfrutar de las cosas buenas y la compañía grata.

En medio de la convivencia, el horror se perfila lejano y se desea ajeno, y la música, el calor del fuego, las voces que dicen lo que sueñan y lo que anhelan y lo que aún, a pesar de todo, desean hacer y conseguir. Vivir, tan solo vivir.

Y los domingos, días santos, día del señor, día de alabar y agradecer.

Dormí, escribo.

Luego vengo.






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