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martes, septiembre 29, 2009

Las necesidades que creemos tener son las que nos hacen hacer -a veces- verdaderas sandeces...
Yo, por ejemplo, podría aderezar buenas sobremesas contando la de ocasiones en que he perpetrado acciones risibles o lamentables nomás por pura necedad. Ya no, me cae. Lo procuro en extremo.
Mis libranos amigos Paty Ramírez y Demetrio Ávila celebran hoy y ayer y hasta el sábado se extienden los festejos.
Mi abuelo se sentaba a la mesa los domingos y contaba anécdotas, declama algo de poesía y utilizaba palabras grandilocuentes para cualquier menester. El buen hombre, dipsómano hacia el final de sus días, tuvo una muerte de santo: se fue dormido, simplemente no despertó.
Mi abuela le sobrevivió muchos años más.
Voy de vuelta a Tampico, mi pueblo natal, la ciudad que me forjó la que soy y que nunca más volveré a ser, aquella, de 17 frescos años y que pervive en esta piel de hoy y en los mismos sueños de mañana.
Cuando escuche "Granada" pensaré en tí, abuelo Lalo.

2 comentarios:

derek dijo...

letras extrañas y difusas dan un mensaje de recuerdos tan casuales y comunes que podrian pasar desapercibidos para el expectador pero que atraves de sus vocablos suenan como poesia en prosa.

bueno me gusto pasar por aqui. espero poder seguir leyendo algo mas de sus textos.

atte:_ DEREK

Lorena Illoldi dijo...

Merci beaucoups, DEREK.

Siga pasando y con gusto sigo sacando de mi ronco pecho la poesía que, amorosa, me habita...

Rayen, banda...