VIVIR O NO VIVIR.

Pocas cosas tan valiosas como pasar el año, estar de este lado, tras la rayita. Detrás se quedan los días muertos, las horas consumidas, los recuerdos agonizantes.

La vida está frente a nosotros, pero a veces, sin darnos cuenta, la dejamos pasar, pues ponemos nuestros afanes en cosas sin importancia, sin valor...

¿Qué es lo que verdaderamente cuenta, lo que en realidad importa?

Para mí, la sonrisa de mis hijas, un abrazo sincero de mis amigos, elevar entre risas un caguamon, escuchar los aplausos ganados a pulso con todos mis actores cuando trabajamos como necios en lo que creemos, un amanecer azul y luminoso después de beber y bailar toda la noche, la suave sensación del pelo de la panza de mi gata...

Somos endemoniadamente frágiles. La vida pende de un delgadísimo hilo, y parece olvidársenos con extrema facilidad...

Hoy los invito a celebrar la vida, a reir a comer a dormir a hacer cualquier cosa que les provoque placer y felicidad.Hoy les deseo que aprendamos a ser y estar felices, pero también contentos, es decir, satisfechos y felices con lo que tenemos, para en ese contentamiento y gozo, hallar las fuerzas para seguir siempre yendo por más.

Dejo este poema a todos mis amigos y lectores, dedicado especialmente para Sorais, quien tuvo la fortuna de tener una abuela a toda madre, a quien hoy tiene que despedir. Guardemos las memorias dulces, licenciosa, que son las que nos hacen vivir y sobrevivir.

Padre muere,
dicen con absoluto espanto los ojos de mi hermana.
No.
Padre está muerto, le digo,
desde el primer día de su vida.
Vivimos y morimos.
Por eso ahora que todavía estamos,
digo que quiero más mañanas para desgajarlas
-pulpa fresca en las manos-
más luces de alba enamoradas
atardeceres
y lunas doloridas.
Yo aún voy disfrutar la vida.

Lorena Illoldi