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viernes, septiembre 28, 2007

POESÍA EN TAMAULIPAS: Primera Parte

Hablar de Poesía en Tamaulipas, implica la referencia obligada de escritores como Isaura Calderón, Amalia González Caballero de Castillo Ledón, Altaír Tejeda de Támez, y Carlos González Salas, poetas todos que en los albores del siglo pasado se inscribieran en la historia artística de Tamaulipas gracias a la excelente manufactura de sus versos, así como por su activa participación en la promoción y difusión de la literatura en el estado y a nivel nacional.

Son ellos la generación que atestiguara los esfuerzos de talentosos promotores culturales y talleristas como Héctor Carreto y Guillermo Samperio, quienes allá por los años ochentas, llegaran a tierras tamaulipecas para trabajar arduamente en sendos talleres, donde se formaron y dieron a conocer poetas como Arturo Castillo Alva, Gloria Gómez Guzmán, Arturo Medellín, Nohemí Sosa, Carmen Quiroga y Antonio Huerta, entre otros, cada uno de los cuales ha escrito su personal y singular biografía poética, inscribiéndose muchos de ellos en la literatura nacional mediante premios y publicaciones, definiéndose de manera natural y exitosa como miembros de la llamada generación de los cincuentas.

Poco después de ellos, surgieron poetas como Juan José Amador, dueño de una poesía lúcida y preclara, que durante su breve paso por este mundo dejó constancia imborrable de su palabra, y la Maestra Graciela González Blackaller, de juvenil espíritu, y cuya poesía muestra lo mismo un rigor escritural férreo que la sorpresa de lo novedoso, todo ello al margen de su edad física.

Son ellos mismos, Graciela González Blackaller, Arturo Castillo Alva y José Luis Velarde, quienes en justa retribución al ejemplo de sus maestros, comienzan a impartir talleres literarios en los inicios de los noventas, al mismo tiempo que desde el centro aterrizaran las propuestas éticas y estéticas de Antonio Delgado y Orlando Ortiz.

Producto de aquellos talleres fueron los trabajos de poetas como Celeste Alba Iris, Volga Lizzeth Álvarez, Sandra Ruth Sosa Luna, Carlos Acosta, Antonio Quintero, y quien esto escribe, y el de muchísimos escritores que cultivaron la prosa a través del cuento y la novela.

Eran aquellos años de febril actividad literaria en el estado, mediante la emisión anual de encuentros de escritores, donde se convivía e intercambiaban experiencias, lo mismo que a través de la edición de múltiples libros y plaquettes, en una copiosa producción literaria, dentro de la cual abundaban claros ejemplos de talentos hechos e innumerables promesas de la literatura.
Gloriosos años noventas.



lorena illoldi
hoy es beviernes y pienso pistear
y a ver qué me regala la vida este fin de semana
yo esperaba algo
que no llegó
pero le voy a dar tiempo,
al fin que es ése
recurso que no se agota
(ojalá fuese igual con la paciencia)
BONITO FIN DE SEMANA A LA BANDOTA QUE SE DETIENE EN ESTE HUMILDE, SENCILLITO Y CARISMÁTICO BLOG,
BESOS,
LA ILLOLDI

1 comentario:

Eva sin paraiso dijo...

Lore:

Nada me gustaría más que haber iniciado los talleres con Castillo Alva en los noventas, pues signficarían para mi menos años en el pellejo, más oportunidad de ser menos pior como poeta PERO la verdad aunque duela ...
fue en los ochentas... en Tampico... en la Facultad de Comercio.... promovido por la Subdiección de DGEU UAT.
Creo que en el 86... ni modos.