Es este un viejo poema mío. Y cuando digo viejo, digo que estas angustias y pesares de la soledad y sus cuitas, las dudas que despierta y los fantasmas que remueve, son cosa ya sabida, no por ello menos padecida y por supuesto jamás aceptada. Sigo esperando al amor.


por qué he de conformarme con ausencias
y llenar mi vacío de vacíos
he pasado de la angustia del despojo
a la lúgubre amargura del olvido
no tuve nada
hoy nada tengo
de costado a costado soy puro hastío
no hay más distancia entre mí y la muerte
que la que exhalo en cada respiro
cuento mis dedos
recuerdo mis amores fallidos
me pregunto quién me ha amado
si de veras por mí alguien ha sentido
la pasión la locura
la calma sosegada o el deseo encendido
miro mis manos
recuerdo los cuerpos recorridos
toco mis labios
tan sólo por sentirlos húmedos y tibios
mis pasos se dirigen a la nada
me vuelvo a preguntar qué cosa es el amor
si lo he conocido
si acaso alguna vez me visitó
o alguna mala imitación he padecido
se lo que soy
lo que no he sido
cualquier otro nombre sería mejor que el mío
no tengo las llaves de ningún cielo
viviendo como vivo en este callejón oscuro
olvidado
de triste hollín ennegrecido
qué cosa es el amor
cómo saber si lo he tenido
entre mis labios
entre mis brazos
entre mis piernas
quizá muy dentro del pecho mío
por qué entonces se ha vuelto ajeno
distante
cómo poder saber si lo he poseído
y no tener miedo
miedo miedo atroz miedo
por saberme inútil frente al vacío
por conformarme con falsas presencias y olvidos
con el desamparo
besos fugaces orgasmos fingidos
por extrañar al amor
como dulce amigo fugitivo