Igual que en las carreras, en la recta final, estamos apretando el paso.
Hablo de mí y de mis actores, talentosos artistas victorenses que acceden a ponerse en mis garras (muajajá) y con disciplina y talento, trabajamos arduamente para sacar adelante el montaje de "La amargura del merengue" de Jorge Kuri.
Este domiguito fue maratónico: de 11:00 a.m. hasta las 5:30 p.m., ensayando y checando detalles de producción, vestuario y escenografía... y cuando pienso en ello, a veces me pregunto por qué hace uno esto... finalmente, las más de las veces, ni te pagan ni se gana así que digas uy qué lanota...
... y en seguida me respondo que hacemos esto porque somos artistas (uno que otro es "hartista", con hache, pero porque ah cómo harta, viera usted lo que es dirigir a actores y actrices divos).
Hacemos esto porque nos alimenta el espíritu, porque desarrolla nuestro afán creativo, porque la emoción de ser parte de un proyecto, de un montaje, es algo que se tiene que vivir para apreciarlo.
Cuando se tienen tantos años, como los que llevo yo, que el año próximo cumplo 20, igual que algunos de los actores, donde los menos experimentados rayan en los 6 o 7 como mínimo, uno sabe que esto es y ha sido una elección de vida.
Soy artista. Somos artistas.
Somos gente de teatro, teatristas, teatreros. Vivimos del aplauso, de la retroalimentación, de la comunión con el otro, el espectador, el público.
Invitamos cordialmente a quienes radiquen en esta ciudad a que nos acompañen el próximo jueves en punto de las 7:00 p.m. en el auditorio del Centro Cultural Tamaulipas.
Vayan, que al fin y al cabo es de gorra...
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