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lunes, agosto 21, 2006

SAN LUNES

Ando crudita.
Y lo que es peor, no de alcohol, sino de sueño.

Ayer 20 de agosto, mi hija mayor, la Fabiola, llegó a sus dulces 16.
Mi bolsillo está triste desde hace tiempo, pero el de su padre, el señor Escobedo, guarda un mejor estado de salud, así que cooperó amablemente con los elementos necesarios para una carnita asada.

Hielera, asador, toda la infraestructura fue conseguida en un abrir y cerrar de ojos, y la pandilla de mis hijas se apropió del patio, encargándose de todo el show.

Mis amigos y yo, confinados a la sala. Bueno, ni la música escogimos. Y cuando de repente se les colaba una canción de Bon Jovi, extraviada en un CD de MP3 y los "ancianitos" de 22, 27, 30 y hasta 35 años movíamos nuestras manitas y piernas siguiendo el ritmo, los jóvencitos le cambiaban raudos y veloces por rolas de reggeaton, o Green Day, o cualquier cosa que suene en la radio actual.

Eso sí, nuestro exilio en la sala estaba acompañado de unas cuantas cheves -no mucho, había que trabajar hoy- y una constante dotación de carnita y salchichas.

En verdad es agradable que alguien más se encargue del asador.
Sin darme cuenta, entré a la categoría en la que tus hijos tienen sus fiestas, y con un poco de suerte, te puedas colar en ellas. Aunque sea pa´l taco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

felicidades a tu hija! Solo te saludo rapido porke tengo mucho trabajo! Kuidate nena besos!